domingo, 12 de julio de 2015

El tiempo de los niños. Algunas reflexiones.

(Imagen extraída de: www.todoparacrear.com.mx)
 
 
Hablando del tiempo de los niños podemos tratar varios puntos igualmente interesantes:
 
El respeto a sus tiempos
 
Cada niño tiene un desarrollo único. Si bien conocemos los patrones generales de desarrollo de los pequeños (no puedo sino recomendaros leer a Piaget) y es importante estar informado de las señales de alarma, es decir, el momento en el que la adquisición de una habilidad realmente se está retrasando demasiado, por lo que sería conveniente valorar el caso particular con el fin de ayudarle con sus dificultades concretas, no debemos dejar de lado que cada niño tiene su propio tiempo, unos caminarán con 9 meses y otros con 17, unos dibujarán caras a los 2 años y otros lo harán a los 3... y es importante respetar y acompañar ese ritmo único de nuestros hijos y educandos en todo, pero máxime en cuestiones puramente madurativas como dejar el pañal, el gateo o la maduración del sueño. Hay cosas que no se enseñan, simplemente se adquieren cuando el sistema nervioso ha madurado lo suficiente. Y para aquello que sí se "enseña", debemos recordar que en realidad no somos nosotros quienes enseñamos, sino los pequeños quienes aprenden, por lo que nuestra función es la de guías y acompañantes que muestran el camino, pero no pretenden andarlo en su lugar.
 
Su percepción temporal
 
Para nosotros los adultos el tiempo vuela, estamos organizando nuestra agenda para septiembre y antes de que nos demos cuenta nos encontramos comprando los regalos de navidad, a menudo sentimos que el arena del reloj se nos escapa entre los dedos inexorablemente... Mas para los niños el tiempo se arrastra, y esto es a la vez una bendición y una condena. Sus alegrías son exponenciales, pero sus tristezas son asfixiantes, pues sienten que duran cien años, y el aburrimiento ¡ah, el aburrimiento! Puede ser la mayor fuente de creatividad si es natural y proviene del sosiego, o ser un nudo que ahorca cuando lo encuentran encerrados en un aula que les exige que centren y mantengan su atención en algo que está a años luz de sus verdaderos intereses y pasiones.
 
Su "propio tiempo"
 
Su tiempo de juego, de descubrimiento, de interrelación... El tiempo de los niños, de cada niño, creado y gestionado por sí mismo, a solas o compartido. ¡Es tan importante y lo olvidamos tan a menudo! María Montessori decía que cuando los niños estaban jugando estaban en realidad trabajando, y lo hacía para que los adultos pudieran entender la importancia del juego libre. Cuando un bebé deja caer un objeto una y otra vez está aprehendiendo la gravedad, cuando un niño pequeño se concentra durante largo rato en jugar con el agua está comprendiendo el elemento líquido (por más que enguarrine), cuando un grupo de niños juegan a las casitas o los médicos están ensayando para su vida adulta. Es vital que respetemos el juego libre de nuestros pequeños y que les ofrezcamos, precisamente, el mayor tiempo posible para desarrollarlo, pues es uno de los mayores regalos que podemos ofrecerles.
 
El tiempo de los niños, no lo dejemos nunca de lado por más que nuestras agendas nos aprieten, si algo tenemos que hacer es aprender de él, buscarlo allá donde lo dejáramos al crecer y recuperarlo, pues nunca debiéramos dejar de ser niños, al menos en nuestros corazones.

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