martes, 18 de agosto de 2015

¿Qué es la dieta sensorial?

(Imagen extraída de: lolasabe.com)
 
 
 
 
Estamos familiarizados con el concepto de dieta a nivel alimenticio. Si bien en el habla común se suele utilizar el término dieta para designar a la hipocalórica, todos sabemos que hace referencia a la cantidad, calidad y variedad de alimentos que se ingieren, existiendo multiples dietas: hipercalórica, vegetariana, mediterránea, paleo-dieta, etc.
Sin embargo, poca gente está familiarizada con el concepto de dieta sensorial, a pesar de la enorme importancia que ésta tiene sobre el desarrollo de los más pequeños. La dieta sensorial se refiere a la cantidad, calidad y variedad de estímulos sensoriales que recibimos.
 
Los estímulos sensoriales pueden ser externos (aquellos que percibimos a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto) o internos (de los que nos informan nuestros sistemas propioceptivo y vestibular). Nos comunican información acerca de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, son el canal a través del que percibimos la realidad.
 
Una pobre estimulación sensorial durante los primeros años de vida puede llevar a los niños a desarrollar un tipo concreto de Trastorno de Integración Sensorial, los convierte en buscadores de estímulos extremos, pues su sed por ellos se vuelve incansable al no haber recibido suficientes en su primera infancia, por lo que a menudo acaban etiquetados como hiperactivos.
 
Del mismo modo, la sobreestimulación es muy perjudicial para el desarrollo cerebral de nuestros hijos. Cuando se mantiene durante largos períodos de tiempo resulta tan dañina como la anterior, pues les somete a un fuerte estrés, su cerebro segrega grandes cantidades de cortisol y esto afecta gravemente a la formación de las conexiones neuronales.
 
Está en nuestra mano crear una dieta sensorial adecuada para nuestros hijos, ofreciéndoles una gran variedad de estímulos que les permitirán conocer un amplio y rico mundo de sensaciones, así como afinar sus sentidos al máximo, pero evitando que se sobreestimulen, sacándolos del ambiente nocivo para sus sentidos, cortando la actividad cuando se vuelve excesiva y ofreciéndoles un ambiente seguro y calmado en el que desarrollarse.
 

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