(Imagen de mi pie en este momento)
Hace unos días os conté qué tal fue mi primer taller a pesar de hacerlo coja. Hoy os cuento que lo que en principio era sólo un esguince resultó ser una fractura de astrágalo y cuboides. El cuboides no es tan problemático, pero las fracturas de astrágalo son bastante graves y tengo para 6 semanas inmovilizada, con esta bota especial y prohibido pisar en absoluto. Después me repetirán la resonancia magnética y si la cosa va bien podré empezar a pisar un poco con dos muletas, luego con una y por fin ya yo sola, rehabilitación mediante, vamos, lo que viene a ser varios meses y un petardazo absoluto.
Obviamente en estas circunstancias mis talleres Let's Play! y Kikirikids han tenido que ser cancelados. No puedo implicar a los locales en una espera indefinida, porque realmente no sé cuándo voy a tener permiso médico para retomarlos, así que de momento NO play...
Sin embargo para mí lo más duro de la situación es el ver lo mal que lo pasa mi peque. Con mi pie se ha roto mi imagen de invencibilidad y ahora está muy preocupado por si me pasa algo o me muero. El dichoso pie ha adelantado el momento en el que los niños comienzan a plantearse preguntas sobre la muerte, no ya como entidad teórica, sino la muerte concreta de sus seres queridos y ellos mismos. Y me da rabia. Me da rabia que lo pase mal, que se sienta desprotegido y asustado. Poco a poco va sintiéndose mejor: las explicaciones, el consuelo y ver que con bota, muletas y todo no paro y me paso el día ingeniando inventos que me permitan ser autosuficiente y cuidar de él va devolviéndole la confianza y llevándose el miedo. Los bolsillos gigantes son mis mejores aliados en este momento, jeje. Obviamente también lo es mi chico que lleva la carga de todo, pero yo no valgo para sentarme y pedir, necesito hacer las cosas yo misma.
Esta entrada se aleja bastante de la temática general del blog pues es muy personal, pero era necesaria para que pudierais entender la repentina desaparición de los talleres y me he permitido reflexionar un poco sobre cómo un hecho fortuito puede afectar emocionalmente en gran medida a nuestros hijos, como es el caso de mi peque y mi tobillo.
La vida nos pone retos y nos trae enseñanzas constantemente, se trata de ir capeando el temporal y sacando lo positivo de todo. A mi hijo en estos meses le ha tocado aprender que mamá también se rompe, que a pesar de ello siempre estará ahí para él, que no elegimos las circunstancias pero sí la forma de enfrentarnos a ellas, que hasta los más fuertes necesitan dejarse cuidar... Y que papá y él mismo valdrían para sherpas :-P
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